Maximiliano decidió pelearla y aferrarse a la vida y a Dios para seguir adelante, luchando también para poder darle un futuro a sus cinco hijos. Su intención siempre fue volver a trabajar.
El Sindicato de Camioneros, en aquel momento con Hugo Moyano en su conducción, acompañó a Maxi en su recuperación y propuso el 22 de marzo como Día del Recolector.
Fue en ese momento que Gustavo Vera, siendo legislador de la Ciudad de Buenos Aires, levantó esta reivindicación y presentó el Proyecto de Ley que luego se promulgaría, fijando así el 22 de marzo como Día del Recolector de Residuos en el ámbito de CABA, en honor y memoria de la tragedia que sufrió Maxi Acuña.
«Este joven, como tantos otros miles de compañeros recolectores de residuos, salen por la noche a trabajar para que al otro día la ciudad esté limpia como corresponde. Mientras algunos se divierten, disfrutan de la noche o descansan, hay hombres y mujeres que están trabajando para que la ciudad esté en condiciones», explicó en aquella ocasión Gustavo Vera.
El 17 de julio de ese año Maxi fue recibido y bendecido por el Papa Francisco en Roma junto a Pablo Moyano y una delegación del Sindicato de Camioneros.
Gracias al esfuerzo del Sindicato de Camioneros, Maxi pudo volver a caminar con piernas ortopédicas.
Este 22 de marzo de 2024, desde La Alameda, entrevistamos a Maxi, quien nos contó su historia de vida.
“Una noche salimos a trabajar en la actividad de recolección. Ese día recorríamos toda la ciudad. Estaba el camión parado. Cuando voy hacia el camión tiro la basura y cuando me doy vuelta para volver hacia el cordón siento un impacto muy grande: se me metió un auto a 130 km por hora atrás del camión. La pierna izquierda la perdí en el momento, la derecha los médicos no la pudieron salvar. Tuve 4 paros cardíacos, 5 transfusiones de sangre. Comenzó una nueva vida para mí. Un día como hoy da al mismo tiempo tristeza y alegría, un montón de emociones mezcladas”, relata Maxi con gran sentimiento.
La fe fue uno de los pilares que le permitieron salir adelante: “Veinte minutos para llegar al hospital. Solo Dios estuvo y me dio la oportunidad de volver a estar acá con vida. Después de hacerme los estudios me trasladaron a otro hospital y quedé en terapia intensiva. Al segundo día le dan la noticia a mi padre de que todo quedaba en manos de Dios. Al tercer día me desperté. Sentí que Jesús me decía que tenía un propósito en la vida, y acá lo estoy cumpliendo junto a mi familia”.
Tras salir del momento crítico, Maxi comenzó una nueva vida: “Me pasan a sala común, los médicos no podían entender que después de un accidente tan trágico como me había pasado pudiera seguir con vida. Me vinieron a ver compañeros del sindicato. Les dije que lo único que quería era trabajar y estar con mi familia. Comenzó una nueva lucha para mí. Ya no iba a ser el mismo de antes. Perdí mis piernas pero no tuve ninguna secuela. El sindicato de Camioneros me acompañó y gracias a Gustavo Vera, que le envió una carta al Papa, recibí el llamado de Francisco. Recuerdo cuando recibí ese llamado de un número privado y cuando pregunto ‘quién llama’ me dice ‘Bergoglio, Francisco’, y yo no le creía, pero me contó de la carta que había recibido de Vera. Era próximo a mi cumpleaños y lo quería invitar a mi casa, yo no dimensionaba lo que ocurría, y ahí él me hace la invitación al Vaticano. Pudimos luego viajar con una comitiva de Camioneros al Vaticano. Al día de hoy me emociono y agradezco a Dios por ese encuentro en Plaza San Pedro. Lo único que atiné es a abrazarlo y llorar. Sentí nuevamente ese encuentro con Dios que había tenido, una luz muy grande. Agradezco al Papa por recibirme y darme la bendición. Me dijo que era un ejemplo para todos. Fue una experiencia única”.
Maxi nos enseña que rncontrar respuestas a lo que nos enfrenta la vida, no siempre es sencillo, pero es muy liberador cuando así acontece: “Fue muy difícil para mí, cuando me dieron el alta estaba sin trabajo. Tengo a mi señora, cinco nenas y un varón. Fue muy duro, tanto en lo económico, social, personal, y familiar. Le preguntaba a Dios por qué y para qué. Con el tiempo pude entender que todo tiene un para qué. No era un por qué, era un para qué. Gustavo Vera presentó una ley en la legislatura y desde ese día salió el 22 de marzo como Día del Recolector, que no lo teníamos. Quedó registrado gracias a Vera y Hugo Moyano. Y hoy se lo celebra año tras año. Ya no éramos más los ‘basureros’ éramos ‘recolectores de residuos’, pasamos a ser reconocidos y valorados por el trabajo que hacemos mientras la ciudad duerme. No importa la lluvia ni el frío ni el calor ni las enfermedades. Es un trabajo increíble. Después de todo lo duro hoy podemos darle una alegría a tantas familias con este trabajo que antes no era valorado y hoy sí, gracias a Hugo Moyano, Pablo Moyano y Marcelo Aparicio, y a Gustavo Vera por la ley que llevó reconocimiento a miles de recolectores”, relata y agrega: “En lo personal no fue fácil. He pasado muchas cosas que me han lastimado. He llorado pero acá sigo firme. Luchando por mi familia y agradeciéndole a Dios por poder ahora inspirar a otras personas que pueden haber pasado por un mal momento. Hoy las personas me ven y no lo pueden creer, cómo puedo andar con las prótesis y me felicitan. Gracias a Dios pude salir adelante y disfrutar de mi familia”.