El 30 de octubre se llevó a cabo una jornada de paro nacional del transporte en Argentina, convocada por la mesa nacional de transporte y apoyada por diversas organizaciones sindicales y sociales. En Plaza Constitución, uno de los epicentros de la protesta, el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Alejandro Gramajo, encabezó una olla popular que brindó alimentos a más de diez mil personas, una iniciativa organizada junto con el gremio de camioneros.
“La jornada se vive con mucho entusiasmo y una alta participación de trabajadores y trabajadoras que apoyan el paro”, expresó Gramajo. La manifestación fue acompañada por asambleas, cortes de ruta y ollas populares a lo largo del país. Según el dirigente, esta expresión de unidad responde a un creciente rechazo hacia un modelo económico que genera pobreza y desigualdad, afectando a las clases más vulnerables. “Sabemos que es un gobierno que generalmente no escucha, pero no puede hacer oídos sordos al reclamo de la mayoría del pueblo argentino”, afirmó.
Gramajo destacó que el paro fue un espacio de unión de los sectores de transporte y organizaciones populares, quienes, más allá de las diferencias sectoriales, se mostraron unidos frente a la situación económica crítica. Los movimientos populares, como la UTEP, se sumaron a la protesta con jornadas de asamblea y actividades solidarias, mostrando el impacto del modelo económico en la vida cotidiana de millones de argentinos. “La olla popular en Constitución es un ejemplo de amor y solidaridad; aquí atendemos a miles de personas que llegan de distintos puntos del conurbano y de la capital, buscando un plato de comida”, agregó.
En la conversación, Gramajo describió la situación extrema que enfrentan miles de argentinos. Cada día, más de cinco mil personas en situación de calle o de escasos recursos se acercan al comedor que la UTEP y el sindicato de camioneros tienen en Constitución. Familias enteras, jubilados y trabajadores informales encuentran en esta iniciativa un alivio en medio de una situación desesperante. “En Argentina hay un millón y medio de niños que se van a dormir sin comer, y más de diez millones de compatriotas en situación de indigencia”, subrayó el dirigente, resaltando la urgencia de mantener las políticas sociales.
La realidad en Plaza Constitución refleja la de muchas comunidades del conurbano bonaerense y de la ciudad de Buenos Aires, donde las necesidades se tornan cada vez más urgentes. La crisis económica ha generado un nivel de desesperación que lleva a algunas personas a situaciones límite, como el suicidio, el consumo problemático de sustancias y la violencia. “Es una realidad catastrófica; hay familias que no llegan a fin de mes, que no pueden pagar la luz o el gas, y esa desesperación afecta de manera dramática a nuestra sociedad”, lamentó Gramajo.
A pesar del contexto adverso, Alejandro Gramajo destacó la importancia de la solidaridad y el compromiso social entre las organizaciones. “Ante la burla y la indiferencia del gobierno, respondemos con amor y solidaridad entre hermanos y hermanas. Compartimos el pan con millones de familias que hoy están pasando necesidades”, concluyó.